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IGLESIA CAPILLA
CONVENTO MONJAS TRINITARIAS
VIRGEN DEL BOLDO o VIRGEN DEL MILAGRO
(antigua denominación 
"Nuestra Señora de la Ermita" y "Nuestra Señora de la Natividad)
PENCO










HISTORIA DE PENCO Y DEL CONVENTO DE LAS MONJAS TRINITARIAS

Introducción

Ya descubierta por Juan Bautista Pastene en 1544, una vez llegados los españoles a la gran bahía de Concepción, tan sólo abierta por un canal al norte que interrumpe la Isla Quiriquina, Pedro de Valdivia escoge fundar una villa en una zona indígena, donde con los aborígenes una vez sometidos, permitiría disponer de mano de obra para explotar los recursos de la región y también sumar numerosas almas en la tarea evangelizadora.

Fue así que se funda “Concepción de María Purísima del Nuevo Extremo”, el 5 de octubre de 1550, en el sector llamado “Penco” por los indígenas.

La historia de esta villa se desarrolla entre terremotos, maremotos, inundaciones y asaltos indígenas, y se reconstruye y se abandona varias veces, hasta que en 1764 se traslada el Gobierno Provincial, el contingente militar, los religiosos y gran parte de la población, al Valle de la Mocha, la planicie entre la bahía y la desembocadura del río Bio Bío, lugar actual de la ciudad de Concepción.

El nuevo poblado

El naciente poblado se situaba en ésta gran bahía protegida del viento sur, y era óptimo para establecer un puerto para mantener un fluido contacto marítimo con el Perú, ofreciendo además un buen desarrollo para la minería, la agricultura y la ganadería.

Pero el pueblo mapuche dificultó el desarrollo de la villa, y sus actividades cívico - productivas se vieron duramente afectadas. Concepción sería destruida tres veces por incursiones araucanas en sus primeros diez años de vida. Sólo después del levantamiento indígena de 1598, la vida urbana de Concepción tomó un rumbo más seguro, gracias a la imposición del “Real Situado”, medio económico para mantener un contingente militar estable para la defensa de la ciudad y de la frontera del río Bio Bío.

La labor evangelizadora del siglo XVI estuvo a cargo de los padres de la Orden de los Predicadores, entre los que destacó Fray Martín de Salvatierra, religioso nacido en Concepción en 1560 y que llegó a ser Prior de la Orden, explica el historiador Fernando Campos Harriet en “Historia de Concepción, 1550-1970” (1979). En 1566 llegan los padres de la Orden Mercedaria y por 1612 llegan los jesuítas.

También los desastres naturales causaron estragos en Concepción. Los terremotos y maremotos de 1570, 1575, 1657, 1730 y 1751 fueron catastróficos para el pueblo.

Sobre el terremoto del 15 de marzo de 1657, el Padre jesuíta Diego Rosales, en su "Historia General del Reyno de Chile" de 1674, dice:

"A quince de marzo de 1657, a las ocho de la noche, padeció la ciudad de Concepción otro temblor e inundación del mar igualmente horrible al antiguo: vino con un ruido avisando y pudo salir la gente de sus casas y luego tembló la tierra con tanta fuerza que en pie no podíamos tenernos: las campanas se tocaban ellas con el movimiento, las casas bamboleaban y se caían a plomo. El mar comenzó a hervir, estaba la marea de creciente, de aguas vivas... cerca del Equinoccio... que es por estas costas cuando más se hincha el mar: explayóse entrando por el canal del Arroyo, que pasa por medio de Ia ciudad y retiróse, pero de allí a una hora cayó hacia el pendiente un grande globo de fuego y volvió a salir el mar con tanta violencia que derribó todas las casas que habían quedado, sin reservar iglesias, sino fue la de la Compañía de Jesús y todo el colegio que no recibió daño considerable con haberle entrado el mar".

En diciembre de 1680, el Gobernador Juan Henríquez Garro, ante la presencia del pirata Bartolomé Sharp en las costas de Chile, ordena reforzar la vigilancia en Valparaíso, Concepción y Valdivia. En 1686 llega a la bahía el pirata Eduard Davis, causando terror en el poblado.

La mano de Dios

Con ocasión del terremoto del 8 de febrero de 1570, el Cabildo de Concepción, en sesión del 8 de julio del mismo año, hizo erigir una ermita en la calle de La Loma junto a un gran boldo, como voto de gracias y celebración a la Natividad de Nuestra Señora, prometiendo hacer procesión, penitencia y misa, colocándose en el altar de la ermita una antigua imagen de la Vírgen María, supuestamente traída desde España por Pedro de Valdivia.

Durante el ataque araucano de 1599, cuando los españoles se hallaban casi derrotados, los indígenas comenzaron a huir en forma despavorida sin motivación, algunos de los cuales fueron hechos prisioneros. Explicando su huida y derrota, los indígenas narraron la visión de una mujer muy hermosa rodeada de una luz destellante, posada sobre un boldo cercano a la ermita, que pretendía, con sus ademanes, evitar la entrada de los araucanos, pero como ellos insistieron, la bella imagen descendió del árbol y tomó tierra y se las lanzaba sobre sus caras.

Cuenta la tradición, que algunos prisioneros entraron luego a la ermita y reconocieron a la imagen del altar, como aquella bella mujer que los había atacado. Desde ese suceso que a la capilla y a la imagen se le denominó “Virgen del Boldo“ o “Virgen del Milagro“.

El Padre jesuíta Diego Rosales sitúa el hecho en 1549, y el Obispo de Concepción, Reinaldo Muñoz Olave, en su libro “Las Monjas Trinitarias de Concepción, 1570-1822” (1918), habla del milagro en 1599.

Dice el Obispo de Concepción: “En lo más de la refriega estaban los sitiados, y tan oprimidos por los indígenas sitiadores que, desconfianza ya de las propias fuerzas, elevaron una fervorosa súplica a la Vírgen María de la Natividad… Acudió la Vírgen en auxilio de sus devotos en los momentos precisos en que los indios atacaban con irresistible furia… Descorazonados estaban ya los españoles… cuando sin motivo aparente alguno, huyen los sitiadores, atemorizados y como si algún ser invisible peleara con ellos y los empujara fuera y lejos de la ciudad. Huían en el más completo desorden, dejando en poder de los españoles gran número de prisioneros, estos explicaron la causa del pánico… : Una joven hermosísima, rodeada de una luz extraordinaria, se posó sobre las ramas de un corpulento boldo que estaba junto a la Ermita y desde allí ademán de querer estobar la entrada de los indios en el recinto militar. A pesar de ser joven y bellísima, había en su rostro el aspecto de cólera y de enojo, que los asaltantes se sintieron sobrecogidos de temor y paralizaron por momentos el ataque. Vueltos… empeñaron de nuevo la acción… que estaban ya a punto de romper la brecha… Descendió entonces del boldo la joven de la aparición… con sus brazos levantados en alto, hacía ademán de contener a los indios… y tomando tierra en sus manos la arrojaba a los ojos de los jefes y de los más esforzados asaltantes… No pudieron ahora resistir los indios el enojo de la joven guerrera y presas de un temor invencible huyeron de la ciudad para no volver jamás… Por las señales que daban los indios prisioneros, la joven de la aparición tenía la misma cara que la Vírgen de la Natividad venerada en la Ermita…”

Sin duda este hecho fue difundido entre las tribus araucanas, las que no volvieron a atacar la villa de Concepción con el celo de antes.

Creación del Obispado y llegada de los jesuítas

En 1603 se crea el Obispado de Concepción Santísima de la Luz, luego que el de La Imperial fuera abandonado en 1563 debido a las constantes incursiones araucanas en esa avanzada religiosa-militar. (*DICE: “... en abril de 1609, se decide despoblar la ciudad”, en “Santuarios y Fiestas Marianas en Chile” de Juan Guillermo Prado) Trasladado el Gobierno Eclesiástico y el Cabildo a Concepción, la ciudad paso a ser la segunda capital de Chile, que hacía muchas veces de residencia a los gobernadores del Reino.

En 1616, el Gobernador Alonso de Ribera, trajo desde Lima a los religiosos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, para atender el Hospital Real de Concepción. A esta fecha ya se encontraban en la ciudad los padres de la Ermita de la Virgen de Guadalupe y los conventos de Santo Domingo, La Merced, San Francisco, San Agustín y de la Compañía de Jesús.

El Rey Felipe II había ordenado entregar las parroquias sólo a los padres que conociesen el idioma de los indios, y algunos pocos fueron los padres Luis de Valdivia y Hernando de Aguilera, los que dominaban la lengua indígena.

El respeto y cariño que el Gobernador Alonso de Ribera tenía por los jesuítas, y especialmente por el Padre Valdivia, permitió que estos religiosos recibieran importantes donaciones en haciendas y dinero del gobierno y de los vecinos.

El 15 de abril de 1643, el Obispo Diego Zambrana de Villalobos, y aprobado luego por el Papa, constituyó en Concepción, la Cofradía de la Virgen del Carmen.

Las Monjas Trinitarias

Por 1670 la devoción a la Virgen del Milagro de la Ermita había crecido, y ya se contaba con un grupo de religiosos agrupados en oracion y limosna, pero no como institución, aunque alcanzado las prácticas de monasterio. Y llegó al beaterio una joven procedente de Lima, que habría fundado el "Beaterio de la Ermita" en 1712, según actas de la Real Audencia, y que el Obispo Diego Montero del Aguila, le entregara especial atención. Su sucesor, el Obispo José Antonio de Escandón, el 15 de febrero 1729, escribe al Rey sobre la "Ermita de la Santísima Trinidad fundada por el Obispo Diego Montero en 1714".

Queriendo dar institucionalidad al beaterio, los padres jesuítas, Domingo Sarmiento, canónigo de la iglesia de Concepción, y Manuel Sancho, escriben tanto al Rey como a la Reina, solicitando el envió de religiosas para el cargo de esta capilla y la evangelización de sus fieles.

Sin novedades desde España, el mismo Obispo Escandón favorece el envío desde Lima de las Monjas Trinitarias, pero por razones diversas de burocracia, muertes y viajes en Concepción y Lima, sólo el 22 de noviembre de 1730 el Virrey entrega por Real Cédula el acta de fundación del Monasterio de las Trinitarias de Concepción.

La fecha de llegada al puerto no es clara, y el Obispo Reinaldo Muñoz Olave, en “Las Monjas Trinitarias de Concepción”, entrega la fecha de 7 de febrero de 1736 que aparece en el libro "Descripción Histórica Geográfica del Reino de Chile" de Vicente Carvallo Goyeneche. Día glorioso y de gran ánimo fue para la ciudad, en que las monjas fueron recibidas con enorme cariño.

Sobre la institución de las monjas, dice el historiador Recaredo Tornero en su obra “Chile Ilustrado”: “En 1730, con la correspondiente autoridad pontifícia, fue elevado dicho beaterio a Monasterio de Monjas Trinitarias, por el IIustrísimo Señor Don Francisco de Escandón”. Y según en “Estado de la Iglesia en Chile”, Acción Católica, 1946; la fecha de fundación sería el 26 de septiembre de 1736.

El terremoto de 1751

Tras los desastrozos efectos del terremoto del 25 de mayo de 1751, la administración completa, las órdenes religiosas y gran parte de la población se traslada definitivamente a nuevas tierras, instalándose en 1764 en el Valle de la Mocha, la gran pradera entre la bahía de Concepción y el río Bio Bío, que aún así continúa sufriendo los terremotos.

Sobre este terremoto y la nueva ciudad, dice en la Revista Mar, N.192, del 2007: “En Concepción (Penco) a las 01:30 de la mañana…, vino un fuerte terremoto con una duración de unos seis minutos que destruyó todo, aunque continuó temblando y demorándose la salida de mar una media hora, dando tiempo a la población para refugiarse en las colinas vecinas. Desde las alturas se pudo ver que el mar se retiraba dejando en seco más de tres leguas de fondo marino para, a continuación formarse una gran ola, la que volvió con tanta fuerza y altura que envolvió a toda la ciudad, para luego retirarse con la misma violencia, pereciendo aquellos que no habían podido evacuarla. Un buque que estaba al ancla entró a la urbe con la primera ola y salió con la tercera, habiendo vuelto a flotar… Ante la catástrofe ocurrida, se decidió finalmente erradicar Concepción para fundarlo nuevamente entre los ríos Andalién y Bío Bío y por lo tanto lejos del mar. Al comienzo, hubo fuertes divergencias entre sus pobladores, en cuanto a su asiento preciso, ya que, unos optaban por la localidad de Landa, otros por Mocha y unos terceros por Parra. Finalmente el obispo declaró a Talcahuano como puerto de Concepción, con lo cual desaparecieron las diferencias iniciándose su construcción en su actual emplazamiento“.

También se va de la ciudad el Convento de las Monjas Trinitarias, que se instala en el Nuevo Concepción, construyéndose un nuevo convento y templo en la cuadra de la actual calle Trinitarias, tres cuadras al sur de la plaza de Armas.

La época de independencia

Ya terminando el siglo XVIII, en 1774, el Obispo Luis Felipe de Azúa e Iturgoyen, celebra en Concepción el primer Sínodo Diocesano.

En 1795 fallece el Maestrescuela de la Catedral de Santiago, Antonio Rodríguez, originario de Concepción, cuya familia estaba muy vinculada a las monjas trinitarias, dejando su herencia al Monasterio.

Entre 1807 y 1810 comienzan a aparecer los movimientos revolucionarios por la independencia nacional, que aunque las monjas apartadas del acontecer por razones lógicas, se vieron arrastradas ya directamente a dedicirse por algún bando. Tanto realistas como patriotas se dedicaron a atraer las simpatías de las reigiosas, llegando hasta las rejas del monasterio a promover sus ideas.

El Monasterio contó con la protección del Obispo Diego Navarro, que era realista y trabajaba para que el clero se mantuviera fiel al Rey de España. Pero algunos religiosos eran abiertamente seguidores de la causa patriota, y llegaban a las trinitarias, no sólo a pedir oración en favor de la independencia, sino que además a solicitar dineros para apoyar a los criollos.

Luego de establecida la Primera Junta de Gobierno, y ya en plena guerra contra las milicias españolas, la llegada de las noticias a oídos de las religiosas eran para ellas las mismas inquietudes, penas y sufrimientos que de las familias involucradas en el conflicto, incluso llorando la pérdida de muchos religiosos caídos en las batallas.

Entre marzo de 1813 y octubre de 1814, llegó la pobreza, la ruina y el hambre a muchos poblados.

El 26 de marzo de 1813 desembarcan en San Vicente de Concepción las tropas realistas españolas al mando de Antonio Pareja, dando inicio así a la lucha por la recuperación de Chile. Para reforzar las tropas realistas, el 31 de enero de 1814 desembarca Gabino Gainza en Arauco, y el 13 de agosto de 1814 desembarca Mariano Osorio en Talcahuano. Así avanzan entre triunfos y derrotas en dirección a Santiago. Yerbas Buenas, el Sitio a Chillán, Quilacoya, El Roble, entre otros combates, terminando con la derrota de los patriotas en el Desastre de Rancagua el 1 y 2 de octubre de 1814, y con la migración a Argentina de las fuerzas chilenas y gran parte de sus familias.

La reconquista española

Pasaron las monjas el periodo de la Reconquista en calma, hasta que el 22 de febrero de 1817 llegó a Concepción la noticia de que las fuerzas patriotas venidas desde Argentina habían derrotado a los españoles en la Batalla de Chacabuco el día 12 de ese mes. Llegaron luego a la zona perseguidos por fuerzas patriotas, fugitivos del desastre y de pueblos al norte de Concepción, atrincherándose en Talcahuano junto al Obispo Joaquín Unzueta. Durante el resto del año 1817 hubieron sólo escaramuzas y pequeñas acciones de guerrilla contra los realistas, y comenzaba para las Monjas Trinitarias un Vía Crusis de penas y sufrimientos.

Explica el Obispo Reinaldo Muñoz Olave, en su libro “Las Monjas Trinitarias de Concepción": “A la llegada del ejército patriota,… sin preocuparse de la legitimidad de las nuevas autoridades, presentaron sus respetuosos saludos a los jefes patriotas. Estos señores se mostraron muy benignos…. pero no por eso pudieron evitar los indecibles insultos que recibió éste Monasterio… por todas partes nos hallábamos los más oprimidas…”

A fines de 1817 llegó la noticia de que el Virrey del Perú preparaba una gran expedición militar para eliminar toda resistencia patriota, por lo que el Gobierno acordó retirar las fuerzas militares y llevar a la población al norte del río Maule.

La migración organizada por Bernardo O´higgins sería la más triste de las desventuras, cadena de sufrimientos y penalidades, tanto para las familias que viajaron al norte, como aquellas que se quedaron en Concepción. “Las ciudades quedaron sin víveres y sin defensa, y los campos talados y destruidos como cuando pasa sobre ellos el huracán y el incendio”, dice el Obispo Muñoz Olave.

Luego de juramentada la Independencia de Chile por Bernardo O´higgins, el 1 de enero de 1818, en la Plaza de Armas de Concepción, deja la ciudad y avanza con sus fuerzas hacia el norte. Con ésta retirada comienza un nuevo sufrimiento para las Monjas Trinitarias. Ellas se quedan. El poblado quedaba como un cementerio. Luego del retiro de las tropas, ya a mediodía, llegaron ante las monjas un grupo de soldados con la intención de ingresar y sacar las alhajas que supuestamente habrían dejado algunas familias antes de salir de Concepción. Tras el tumulto en que quedó herida una hermana, los asaltantes revisaron cada baúl y cajón sin encontrar más que polvo.

“Llenas de susto por lo que habíamos sufrido aquel día y sin saber del porvenir, nadie durmió esa noche; todas nos refugiamos en el coro para prepararnos a la muerte, si así Su Majestad lo determinaba”, cuenta el relato de las monjas en “Las Monjas Trinitarias de Concepción, 1570-1822”.

El 12 de enero de 1818 llega la temida expedición al mando del general Mariano Osorio, que se une con parte de las fuerzas españolas reorganizadas en la zona sur luego de la derrota en Chacabuco. Días después continúan hacia Santiago. El 19 de marzo de 1818, cerca de Talca, los españoles derrotan a los patriotas en Cancha Rayada, sin embargo los realistas serían definitivamente abatidos el 5 de abril de 1818, en la Batalla de Maipú.

El destierro involuntario de las Monjas Trinitarias

Poco tiempo después de los sucesos de Maipú, llegan a Concepción las noticias de la derrota realista, y el general Mariano Osorio y parte de sus tropas. Y pensando la población que no dudaría en escapar rápidamente de Chile, hubieron de soportar aún unos meses más la tensión del momento, hasta que el 8 de septiembre embarcó con su milicia de Talcahuano rumbo al Perú, mientras un contingente español al mando de Juan Francisco Sánchez escapaba hacia Los Angeles, con la intención de llegar a Valdivia. Con éste ultimo salieron de Concepción las Monjas Trinitarias y tres padres, llevadas por el temor de las murmuraciones, que hablaban de la venganza patriota sobre todo aquel que hubiese servido a los realistas, incluyendo mujeres y religiosos.

La huía fue tan penosa como toda la larga travesía al sur del Bio Bío. Archivos, libros, imágenes religosas, prendas de vestir, baúles y otras pertenencias, fueron llevados en carretas, hasta que se toparon con situaciones donde se perdió casi todo, incluso la vida.

Las monjas irían hasta Valdivia atravesando La Araucanía, para trasladarse en barco a Lima, a la espera de que la situación en Chile se estabilizara, para así volver a su convento en Concepción.

Llegados a Los Angeles se hospedaron en la hacienda de Fernando Amador de Amaya, casi sólo para saber que los patriotas habían tomado Concepción y que alcanzarían Los Angeles el 18 de enero de 1819. Las tropas de Sánchez y las religiosas continuaron viaje a Nacimiento hasta toparse con las tropas chilenas, debiendo cruzar el río Bio Bío bajo un tiroteo, que se suspendió hasta que las monjas alcanzaron un islote del río. La corriente arrastró gran parte del equipaje, quedando todos casi sólo con lo que llevaban en mano.

Los realistas debieron continuar hacia la Cordillera de Nahuelbuta, para alcanzar Tucapel o Cañete, puesto que los patriotas habían tomado Nacimiento. Sin caballos ni alimento, y apenas ropa, debieron dormir a campo raso y abrigarse del frío, en ese espeso bosque nativo del que hoy ya poco existe.

El 2 de febrero llegaron a Tucapel, donde Sánchez debió enfrentarse a Vicente Benavides, quien planeaba emprender una nueva campaña en favor del Rey. Los realistas que no aceptaron, fueron obligados a continuar viaje hacia Valdivia, mientras Benavides desataba una guerrilla delictual en todo poblado y campo del sur. Así Concepción vivió un caos producto de las revueltas del bandolero, que aunque llegado el coronel Ramón Freire como Intendente en enero de 1819, mantuvo sitiados a los patriotas en Talcahuano hasta noviembre de 1820, día en que Benavides tuvo que escapar de la ciudad.

Debido a que las monjas ya no podían continuar viaje al sur, Sánchez prometío dejarlas en la boca del río Lebu en el campo de Pascual, uno de sus peones, mientras esperaban allí la llegada de un barco desde Valdivia, y trasladarlas así a Lima. Pasaron meses haciendo un fuego en lo alto de un cerro, esperando señal de alguna embarcación, hasta que decidieron trasladarse al campo de Andrés Lavo, que era más extenso y cómodo para las necesidades de las monjas. Aquí pasaron las monjas casi 4 años, y hasta habían construido una pequeña capilla, y aquí también, fallecieron cinco monjas producto de una epidemia de tifus o chavalongo.

Las noticias del destierro y la pobreza de las religiosas fue tema en Chile, en Lima y hasta en Europa.

Conviviendo junto a los araucanos, obtuvieron de estos toda clase de servicios, por el gran respeto que los indígenas le tenían a las monjas. Sólo hubo un caso en que sufrieron éstas del “asalteo” de un grupo de indígenas y de chilenos vestidos de araucanos, situación que causó el escape de las monjas. Quedando las más ancianas, con sable al cuello y maltratadas, pretendían quitarles el dinero que no había. Una de las monjas que se refugió en el bosque cayó a una quebrada y pasó toda la noche implorando a la Vírgen Santísima, que colgada de un árbol tuvo que esperar la amanecida para salvarse.

El 14 de diciembre de 1822 llegan las fuerzas patriotas en busca de las monjas, que luego de un corto enfrentamiento, tomáronlas a caballo en dirección a Arauco, dejando atrás a la Madre Prelada, a la Madre Vicaria y a un padre, que habían salido antes a buscar alimentos. Al día siguiente entraron al fuerte siendo recibidas con enorme felicidad, y dos días después, llegarían los religiosos extraviados.

El 20 de diciembre llega el Padre Fernando Lagos, como enviado especial de Ramón Freire en busca de las religiosas, y el día 22 se embarcan hasta San Pedro de Concepción, donde alojan en un campo de José Manuel Eguiguren, por encontrarse el convento aún en manos militares, hasta el 11 de mayo de 1823, día en que regresan a su Monasterio.

El libro “Las Monjas Trinitarias de Concepción, 1570-1822” describe el momento: “Llegamos a nuestro Monasterio con tan increible alegría, que sólo cuando lleguemos al cielo, por la bondad de Dios, tendremos mayor gusto… el dolor que al salir del convento sufrimos fue tan grande, que sólo puede tener comparación con el momento de la separación del alma con el cuerpo…”

Entre 1822 y 1823 cayó sobre Concepción y los poblados contiguos, la penuria de la hambruna, que producto de la guerra, había arruinado la agricultura y los campos del sur.

El 4 de abril de 1823, el general Ramón Freire era nombrado nuevo gobernante de Chile, quien logra agilizar los expedientes de estudio sobre el destierro de las trinitarias y emitir luego una ley que hiciera justicia a las necesidades de las religiosas.

Fue así, que durante la revolución independentista, las Monjas Trinitarias sufrieron de la supuesta "persecusión patriota", que sumidas en el nerviosismo y la ignorancia de la población en aquellos momentos, y debido al escudo español labrado en el monasterio, creyeron muchos que las monjas habían servido al bando español, y que debido a eso fueron expulsadas de la ciudad, refugiándose en tierras mapuches para permanecer escondidas por algunos años. Pero serían los mismos patriotas, una vez pacificada la zona sur, los que fueron en su busca, reintegrándolas a sus labores religiosas.

1835 - 1899

Un nuevo terremoto asoló la zona el 20 de febrero de 1835, catástrofe conocida como “La Ruina, que destruyó gran parte de Concepción.

"Encontrábase ese día en Chile el científico Charles Darwin, que viniendo desde Valparaíso, creyó éste que el movimiento de la naturaleza era por causa de su enfermedad que lo había mantenido en cama, con mareos y desvanecimiento. Y llegando el “Beagle” a la bahía de Concepción, encontró que ahí había sido el epicentro, contándole los vecinos que todas las casas de Concepción y Talcahuano habían sido derribadas por grandes olas. Grandes grietas se abrían en la tierra, rocas se habían dividido y otras habían emergido, formando arrecifes y acantilados. El 5 de marzo, Darwin y el capitán Fitz Roy, avanzaron 9 millas a través del campo, encontrando sino destrozos y escombros". (EN: "Terremoto-Maremoto de Concepción, 20 de febrero de 1835", www.chile-catastrofes-tragedias.blogspot.com)

Con este terremoto el Monasterio había sido destruido casi completamente, reedificándose en 1837 y concluyéndose en 1847. El nuevo convento era de sencillas líneas coloniales, con algunos elementos decorativos, y en su interior tenía un torreón de media altura.

En 1842, Penco se funda oficialmente como villa, dependiente del Municipio de Concepción, y toma su nombre araucano en el mismo lugar de fundación original, luego de estar por siglos prohibida su ocupación por los desastrozos efectos de los maremotos .

En 1898 Penco toma el titulo de ciudad ante su desarrollo industrial y la continua llegada de personas en búsqueda de trabajo. Entre su importancia industrial destacaba la minería del carbón, pricipalmente en Lirquén; la refinería de azúcar creada en enero de 1886, con el nombre de Refinería Sudamericana de Azúcar; y la industria de cerámica y loza, FANALOZA, creada en 1899.

El terremoto de 1939

“La noche del 24 de enero de 1939, después de un día tranquilo y caluroso, cuando los relojes marcaban el inicio de la bohemia penquista, a las once treinta y dos minutos, un nuevo y violento sismo azotaba a Concepción y a las provincias de Maule ... (a) Malleco... Edificios símbolos de la ciudad… se encontraban destruidos o seriamente dañados: la Estación de Ferrocarriles, la Catedral, el Seminario, el Teatro Concepción, el Club Concepción, el Hospital San Juan de Dios, las torres de la iglesia San Ignacio, el edificio de las Trinitarias con sus torres, los edificios de servicio público como la Intendencia, y por cierto, centenares de construcciones que por su belleza arquitectónica otorgaban señorío y armonía a la ciudad...”

Luego del terremoto, “una de las acciones de demolición más espectaculares y significativas vividas en esos días por los penquistas, fue la que se produjo el 2 de febrero con la destrucción de las dos torres de la Catedral,… la tropa de ingenieros y marinos dirigida por el coronel Alberto Polloni procedían a ejecutar las descargas que darían por tierra con las torres del templo. El humo, el polvo y las torres que abandonaban la vida sagrada quedaban en la retina de los penquista, como un testimonio de un pasado que no debían olvidar y de una ciudad que tenía nuevamente que rehacerse... casi toda la población llegó a presenciar este triste acontecimiento, instalados en las faldas del cerro Caracol y del Cerro Amarillo...” (EN: “Concepción Siglo XX”, Arnoldo Pacheco Silva, 1997)

El terremoto de 1939 dañó seriamente el templo y el convento de las Trinitarias, debiendo ser demolidos. La torre de la iglesia fue dinamitada a la pocas semanas de ocurrida la tragedia, y las monjas se trasladaron a calle Sanhueza, en Pedro de Valdivia Norte de Concepción.

"La antigua cuadra del Monasterio en Concepción se dividió en lotes y se construyeron viviendas entre 1940 y 1970, y se proyectó un pasaje que conectó las calles Cochrane y Chacabuco, el actual Pasaje Trinitarias". (EN: "Historia Arquitectónica de Concepción", de Luis Darmendrail S.)

Algunas décadas después, y debido al crecimiento de la ciudad, el nuevo terreno que habían obtenido las monjas fue vendido, quedando acogidas en una casa del Arzobispado de Concepción.

Desde 1995, las Monjas Trinitarias se encuentran en el terrento donado por un particular en el sector Bellavista Sur de Penco, en el antiguo poblado a las cuales ellas habían llegado hace casi tres siglos atrás.

(ADAPTACION DE WFL (dic. 2014) DE: “Las Monjas Trinitarias de Concepción, 1570-1822”, Reinaldo Muñoz Olave, Obispo de Concepción (1918); ”Historia General del Reyno de Chile, Flandes Indiano”, Padre Diego Rosales,1674, reproducida y enriquecida por Benjamín Vicuña Mackenna, 1877; “Concepción, Siglo XX”, Arnoldo Pacheco Silva, 1997; “Historia de Concepción, 1550-1970”, Fernando Campos Harriet, 1979; “Santuarios y Fiestas Marianas en Chile”, Juan Guillermo Prado, 1993; “Chile Ilustrado”, Recaredo Tornero, 1872; “Homenaje a Guillermo Feliú“, varios escritos, Biblioteca del Congreso Nacional, 1975; ”La Arquitectura en el Virreinato del Perú y en la Capitanía General de Chile”, Alfredo Benavides Rodríguez, 1941; “Estado de la Iglesia en Chile”, Acción Católica, 1946; “Galería de la Historia de Concepción”, Municipalidad de Concepción; “Historia de la Arquidiócesis de la Santísima Concepción”, Arzobispado de Concepción, en www.arzobispadoconcepcion.cl; "Historia Arquitectónica de Concepción" de Luis Darmendrail S., en www.concehistorico.blogspot.com; "Iglesia Catedral Santísima Concepción de Concepción" de Walter Foral Liebsch (WFL), en www.chile-iglesias-catolicas.blogspot.com; "Chile, Catástrofes y Tragedias" de WFL, en www.chile-catastrofes-tragedias.blogspot.com; Revista "Mar", N.192, del 2007, en www.ligamar.cl; Diario Electrónico "El Concecuente" de Concepción, en www.elconcecuente.cl,12 de marzo de 2010; y Diario "La Estrella" de Concepción, 3 de marzo de 2014)

UBICACION: calle Sierra Leona, Bellavista Sur, centro de la ciudad por Avenida Freire en dirección sur, PENCO.


Convento de las Trinitarias, esquina de calles Cochrane con Aníbal Pinto, construido en 1847
(DOCUMENTO DE: Historia Arquitectónica de Concepción, www.concehistorico.blogspot.com, de Luis Darmendrail S. / 
la fotografía fue extraída del libro "Concepción de Antaño", de Armando Cartes y Alejandro Mihovilovic)








































(FOTOGRAFIAS DE 2014) 






ORDEN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

La Orden de la Santísima Trinidad, llamadosTrinitarios, es una familia religiosa fundada por el francés Juan de Mata (1154-1213), aprobada por el Papa Inocencio III, el 17 de diciembre 1198, con la Bula "Operante Divine Dispositionis", y es la primera institución oficial en la iglesia dedicada al servicio de la redención "con las manos desarmadas", sin más armadura que la misericordia, y con la única intención de devolver la esperanza a los hermanos en la fe que sufren bajo el yugo de la cautividad.

Juan de Mata funda un nuevo y original proyecto de vida religiosa en la iglesia, que conecta la Trinidad y la redención de cautivos. La orden es denominada "Orden de la Santísima Trinidad y de la Redención de Cautivos", las casas de la orden son "Casas de la Santa Trinidad para la Redención de los Cautivos", y los hermanos de Juan de Mata, son "Hermanos de la Santa Trinidad y de la Redención de Cautivos".

Monjas Trinitarias

Desde comienzos del siglo XIII se encuentran en las casas de los trinitarios las llamadas "sorores", dedicadas al culto de la Santísima Trinidad y a la asistencia de los enfermos de los hospitales.

El primer convento, sólo para "monjascontemplativas", es el fundado en 1236 en Avingaña, Lérida, España.

Con su diaria vida de oración, alabanza, silencio y sacrificio; están unidas al sacrificio redentor de Cristo.

(Monjas Trinitarias, Sierra Leona, s/n, Bellavista Sur, PENCO (Concepción))

(CORREGIDO DE: www.trinitari.org)



(DOCUMENTO DE: "Santuarios y Fiestas Marianas en Chile", Juan Guillermo Prado, 1993)


(FOTOGRAFIA DE: “Homenaje a Guillermo Feliú“, varios escritos, Biblioteca del Congreso Nacional, 1975)



LA APARICION DE LA VIRGEN ANTE LOS ARAUCANOS
(DOCUMENTO DE: "Histórica Relación del Reyno de Chile", Padre Alonso de Ovalle, 1646)




(DOCUMENTO DE: ”Historia General del Reyno de Chile, Flandes Indiano”, Padre Diego Rosales,1674, reproducida y enriquecida por Benjamín Vicuña Mackenna, 1877)



CONCEPCION ANTIGUO SIGLOS XVI - XVII




(DOCUMENTOS DE: www.memoriachilea.cl y www.educarchile.cl)


Cabildo de la antigua Concepción en el sitio de Penco
(DOCUMENTO DE: Historia Arquitectónica de Concepción, www.concehistorico.blogspot.com, de Luis Darmendrail S.)




PENCO, 1846


IGLESIA DE PENCO



FUERTE DE PENCO


(DOCUMENTO DE: "Voyage au pole sud et dans l´océanie", Atlas Pittoresque, Dumont D´Urville, 1846)









(DOCUMENTO DE: Revista En Viaje, N.463, jun. 1972)


NOTA: Es a menudo, casi imposible tocar el tema político. El autor de este artículo, Jorge Alejandro Dowling Desmadryl, agrimensor, a contrata en el Ministerio de Bienes Nacionales, diputado (1937-41) miembro del Partido Socialista y del Partido Socialista de Trabajadores, es bisabuelo de la diputada (desde 2013) del Partido Comunista, Camila Vellejos Dowling. Por lo tanto es claro que este autor marxista hable de "descrifrando el enigma" y que "es necesario dejar de lado la justificación... a cerca de la aparición del Apóstol Santiago..." Los revolucionarios marxistas continuarán siempre con su sucia propaganda, con la falsedad y la desvirtud, con el encubrimiento, exageración e invención de los hechos, en pos de la destrucción de Dios - Patria - Familia.  





(DOCUMENTO DE: Diario La Estrella de Concepción, 3 de marzo de 2014)


(MAPA DE: Turistel)



 BALLENERA EN ISLA QUIRIQUINA

 BAHIA DE TALCAHUANO

 RUINAS DEL CONVENTO SANTO DOMINGO EN CONCEPCION

 BAHIA DE SAN VICENTE

 MUJERES MAPUCHES


(DOCUMENTO DE: "Voyage au pole sud et dans l´océanie", Atlas Pittoresque, Dumont D´Urville, 1846)



*NOTA DEL AUTOR

POCO O NADA RECUERDA CHILE SOBRE "LA MANO DE DIOS" EN NUESTRA PATRIA, Y UNA SERIE DE HECHOS DIVINOS QUE HAN OCURRIDO, NO SOLO DURANTE LA EPOCA COLONIAL, SINO QUE TAMBIEN, LOGRARON ACALLAR, OCULTAR, MANIPULAR Y DESPRESTIGIAR, LAS APARICIONES DE LA VIRGEN MARIA EN PEÑABLANCA, ENTRE 1983-1988, Y QUE QUEDARON FINALMENTE "APLASTADAS" POR LA PROPAGANDA DE LA ULTIMA PELICULA TITULADA: "LA PASION DE MIGUEL ANGEL". 


LLENOS DE IGNORANCIA Y MUÑEQUEADOS POR EL MARXISMO Y EL CLERO TRAIDOR, LOGRARON QUE "CHILE SE FARREARA EL TENER UN PEDACITO DE CIELO EN LA PATRIA", COMO LA MISMA VIRGEN DE PEÑABLANCA NOS LO ENTREGARA. 

FUI TESTIGO DESDE INICIO A FINAL DE LAS APARICIONES, VI COSAS QUE JAMAS NEGARE, SOBRENATURALES, DIVINAS Y DE GRAN SENTIR. 

LA HISTORIA DEL VIDENTE NO ES MAS QUE LA HISTORIA DE OTROS TANTOS VIDENTES, QUE COMO A BERNARDITA DE LOURDES, BUSCA DESTRUIR LOS HECHOS DIVINOS. 

NI LA CNI, NI LOS MILICOS ACARREABAN A LOS FIELES EN BUSES, NI HABÍAN FOCOS QUE ILUMINABAN EL CIELO, NI AVIONES TIRANDO GASES,... 

FUE SOLO UN HECHO MAS DE LOS TANTOS SUCESOS DIVINOS QUE HAN OCURRIDO EN EL MUNDO... Y CHILE SE FARREO EL EVENTO...